LUNATA & ALEBRIJED
Paloma Bogotana
Paloma Bogotana
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Paloma Bogotá, también conocida como Paloma asiática bravía.
No todos los seres mágicos brillan. Algunos se confunden con el gris de las aceras, con el polvo de las tardes lentas, con el aire denso de la ciudad. La paloma bogotana es uno de ellos. No necesita ser rara para ser sagrada. Su poder está en lo que persiste. En lo que resiste. En lo que sigue volviendo al mismo lugar, incluso cuando parece que nadie la espera.
Camina despacio, como si midiera cada paso. Observa. Se acomoda. Se queda donde hay pan duro, viento limpio, y un poco de espacio para respirar. No exige nada, pero se queda cerca. No canta fuerte, pero conoce los techos de la ciudad como quien ya ha vivido muchas vidas.
Esta paloma representa a quienes saben hacer hogar en cualquier parte. A quienes no necesitan lujos para sentirse en paz. A quienes han aprendido a moverse entre el ruido sin perder la ternura. A las almas que no necesitan volar alto para ser libres, porque ya encontraron libertad en su forma de estar.
Lo que te enseña la paloma bogotana:
– Lo cotidiano también tiene alma.
– Volar no siempre es huir: a veces es volver.
– Habitar lo simple, puede ser una forma de libertad.
La paloma bogotana es una presencia que no pide permiso. Una que conoce el peso del día a día, pero elige seguir cantando bajito. Con sus patas firmes en la tierra, y su mirada quieta, nos recuerda que lo sencillo también puede ser sagrado. Que lo visible no siempre es lo evidente. Y que a veces, el milagro está en seguir, sin perder la calma.
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