LUNATA & ALEBRIJED
Gatito blanco
Gatito blanco
No se pudo cargar la disponibilidad de retiro
Hay presencias que no necesitan ruido para quedarse grabadas.
El gatito blanco se posa donde hay calma, donde hay belleza interior, donde el alma respira. No busca llamar la atención. Solo ser parte del espacio, sin alterarlo. Como si supiera que su sola existencia ya trae algo que sana.
No es distante, pero tampoco se impone. Sabe observar, sabe esperar, y cuando se acerca, lo hace con una ternura que no pide nada a cambio. Tiene el don de equilibrar lo invisible. De acomodar lo que no se ve, solo con estar. Como si llevara consigo una especie de silencio sagrado.
El gatito blanco representa a las almas que no quieren sobresalir, pero sí estar presentes. A quienes prefieren lo real, lo sutil, lo auténtico. A las que necesitan menos para sentir más. Las que saben acompañar sin llenar espacios, escuchar sin interrumpir, y mirar sin invadir.
Lo que te enseña el gatito blanco:
– Estar en calma también es una forma de cuidar.
– No tienes que hacer ruido para sobresalir.
– La suavidad no es debilidad: es presencia plena.
– Puedes habitar tu mundo sin cambiar el de los demás.
Es un guardián de la armonía interior. De los días en los que todo pesa, y también de los que no pasa nada. A su lado, una se permite bajar la voz, soltar la prisa, volver a lo esencial.
Caminar con este maestro del alma es aprender a habitar la suavidad sin culpa. A confiar en la intuición. A volver al centro, sin huir de nada.
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