La cebra es un tótem que simboliza la individualidad, la libertad y el equilibrio. Con su distintivo pelaje de rayas blancas y negras, representa la dualidad y la armonía entre opuestos: la luz y la sombra, lo racional y lo intuitivo. Espiritualmente, la cebra nos enseña a aceptar nuestras diferencias y a encontrar unidad en la diversidad, recordándonos que la autenticidad y la singularidad son nuestra fortaleza.

La cebra también inspira a vivir en el presente y a moverse con gracia en medio del cambio, adaptándose a las situaciones sin perder su esencia. Este animal guía nos muestra la importancia de permanecer fieles a nuestra propia naturaleza, de confiar en nuestra intuición y de valorar la libertad de espíritu. Como tótem, la cebra nos ayuda a ver la belleza en la complejidad de la vida y a encontrar nuestro camino único, sin dejar de formar parte de la comunidad.